América Femat Viveros: tierra vacia y otros poemas

TIERRA VACÍA

I
Hay veces que la tierra se encuentra vacía
y su espalda de barro no fecunda los rostros
de espigados mirasoles.

La tierra de mi espíritu ha olvidado
hace mucho mi nombre de galaxia.

Triste sin tiempo y sin época
dando pasos en lo caminado,
fantasma erradicado hasta de sí mismo,
fumarolas de un espejo de carne.

Me pregunto,
si tú también estás sólo conmigo,
o te encuentras solo, conmigo.
–Pregunto–,
sí, mil veces sí.

II
Tropiezo sobre tu luna de agua,
las palabras fuente brotan de mi garganta,
serpenteo en la mente,
un viaje desde su origen
para terminar con la misma oración

–siempre–.

III
Caduca ensoñación para el que sueña.
Primitivo tiempo
letra “O” en suspenso
ouróboros, al huir de ti, te encuentro.

IV
Desde mi cabeza a tus pies
una historia no termina de escribirse.
Peces danzantes sobre la tierra,
marea de aturdimiento,
brisa de fertilidad a cada paso,
levitación, templanza,
tus pies te explican,
me conocen.

V
El polvo se levanta, absorbiéndome,
sepultándome, dejándome al borde
de la nada.
La piel cae de mi carne
igual que la sierpe del mito.
Estoy olvidada
de donde el sol se levanta
porque soy roca aislada,
pesada de melancolía.

VI
Sembré en mi mente
pero mis raíces se pudrieron,
hoy la tierra no fecunda,
carga un rebozo negro
y muestra máscara sobre máscaras:
artificio del desposeído,
y te pregunto,
¿Dónde está tu mundo si no eres de aquí?
¿De dónde te desnudas si eres coraza de alma?
Muda respuesta,
eco sin sonido.

VII
Qué tierna timidez cayó sobre el verdugo
que no deja de caer el último golpe,
lleno de intenciones pero siempre al borde
apuntando inmóvil sobre la llaga.

VIII
¿Quién te crees tú?
sobre todo, tú,
que has habitado mi vacío.

IX
Una vez un crisol rojo cobrizo
me cegó con su luz de fuego
y nuevamente me quedé sin luz en los ojos,
desde entonces, tres ciclos de luna
en un desierto conmigo misma.

Ya no llueve agua en mis poros,
mi tierra se ha secado,

¿Pero yo?

¿QUIÉN CONTRA QUIÉN?

El día que Nietzsche lloró
Irvin D. Yalom.

Entendemos poco, es nada.
Sabemos, no sabemos nadie.
–Nada se tiene–.

¿Quién hiere a quién?
¿Quién pierde a quién?
¿Quién se refugia en quién?
¿Quién dice ser quién es?

Descubrimos el infinito instante,
incluso la desilusión es pérdida
–malgastada–.

¿Quién construye a quién?
¿Quién utiliza a quién?
¿Quién aprisiona a quién?

Escenarios para sobrevivirse en soledad.
Conocemos el nombre, nos es ajeno,

–midiendo fuerzas–,
dolorosa espina,
fruto verde.

¿Quién provoca a quién?
¿Quién perturba a quién?
¿Quién duele a quién?
¿Quién asiste a quién?
¿Quién descarna a quién?

–Espejos donde se mira a nadie mirarse–.

Estalla la imagen contra el muro,
pedazos de alma extinta
en el quebrado espejo.

¿Quién maldice a quién?
¿Quién debilita a quién?
¿Quién destruye a quién?
¿Quién divide a quién? ¿Quién abandona a quién
después del soliloquio.

AQUELLOS CUERPOS

Algo en la mañana de los cuerpos nos aferra insuperables.

Veo el vaho oloroso y susceptible
del éxtasis.
La devorada luz que destila el acantilado de mi sexo,
la revolcada ola parida entre las piernas de las rocas,
la derramada sed en la mar de los cuerpos,
el sedimento impregnado en las paredes del basalto,
–el paladar gustoso que se relame–.

Extrañamente, algo insuperable nos aferra
dejando en la batalla una llama sublime,
intacta,
indivisible
lúcida;
algo nos aferra y prohíbe olvidarnos.

AROMAS

Adormecidos mis adentros y los tuyos,
niño de cuna vacía,
anochecí,
dejando una estela jugosa, sideral
caí sobre tu astro, ahí posé mi cuerpo,
así amanecí sobre tu pecho, transparente,
así amanecí, cargada de aromas.

CORAZONADA

Un faro encendido aguarda,
tiene el brillo a destierro.
Pólvora cargada de astucia incandescente.

En mi tierra, desnuda, llegan sus albores.

Hay un estandarte en su voz de conquista,
en su placer que dirige el caudal de mis soles.
En estas calles huecas,
pavimentadas con gotas de resurrección,

–me digo– no importaría morir.

Pero el capricho tiene un rincón oscuro
y los campos de sus ojos se vistieron
de atardecer; desde entonces,
los siguientes meses fueron; extrañamente,
de pájaros silentes.

Para ahuyentarlos, quise ser jardín
en su reposo.

En la corazonada cruzo los dedos –pienso–
ojalá, no se desplome la noche,
ni nos aprisione, pues nunca sentí
esta soledad como un vacío tan hueco.

AN APPOINTMENT PLEASE

Han llegado tarde a la oficina de los hombre de traje y corbata.
Ellas usan tacones, pantalones,
blusas de colores vistosos,
maquillaje que dejan reposar como lienzo fresco,
–desesperanza de años–.
Si acaso un día se sienten bellas,
adornan sus piernas de mármol con una falda lustrosa.
Son, para el hombre de juntas,
cada tarde
hasta tarde,
cita de celebraciones y adecuadas cenas familiares.
En cambio, el hombre –¡Bienvenida cita que llega tarde!–,

(como un niño que llega tarde a su primer día de escuela,
por esa madre que lo deja dormir)

La mujer no, –más bien ésta mujer de rumor tímido,
de fervoroso costado… (qué estúpidamente tarde extrañas)–.
Ésta mujer, ha llegado tarde y no es bienvenida.

Me ha costado una cerradura y su grafía de llave,
un número múltiplo de sueños,
un hombre de raíces primarias,
para darme cuenta que soy cita inesperada.

Entonces supe, desde la voz interna de mamá
que a mi nacimiento llegué tarde,
pero no desde el germen de mi padre;
papá no es de oficinas, ni unas trajes, ni mucho menos corbatas.

Estoy atada al nudo de mi madre.
Soy, sus tristes citas llegando tarde,
sus estancias turbias de espera,
el ramo blanco separado de su vida.

–Si no me crees, pregúntale a ella–.
(A conciencia, le debo a mí misma y en leguaje materno)

–“Una cita, por favor”–.

América Femat Viveros. (México, 1984.) Escritora, poeta y promotora cultural.
Lic. en Medios de Información y Periodismo por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey. Maestra en Mercadotecnia por la Instituto Tecnológico Latinoamericano de Pachuca, Hidalgo. Becaria por el (PECDA) Hidalgo 2017. Fundadora y Directora General del Proyecto cultural y editorial Cipselas. Forma parte del comité organizador del Encuentro Internacional de poetas De Amores y Otros Sabores. Es colaboradora del Círculo de Estudio Ante la Poesía. El Ojo de Faetón.
Publicada en diversas compendios en las que destacan el Encuentro Internacional de Poetas Zamora Michoacán 2015-2017, Antología Mundial Entra-Mar- por Editorial colombiana Sakura y en la Antología en Portugués “Tengo tanta palabra mágica” (Tenho tanta palavra meiga).
Su poesía aparece en: Antología Mundial, Poetas del siglo XXI (editada en España por el poeta Fernando Sabido Sánchez), Revista La Otra y en Círculo de Poesía.
Ha publicado reseñas, artículos y poesía en diversos diarios y revistas literarias nacionales e internacionales. Actualmente es escritor colaborador y columnista en la revista cultural Operación Marte y en la revista digital, Revista 217-Puebla.
Autora de: «Inexorable» (2015), “Muestra poética, América Femat” revista chilena Mal de Ojo, biblioteca en línea (2016),“Irrupción” Cipselas (2018) y “Atisbo” (2019).

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