La venganza de Elba Esther Gordillo

Elba Esther Gordillo prepara su regreso a la vida política nacional, a toda costa y en contra de quienes la quisieron desterrar. La venganza de la ex líder magisterial viene acompaña de una condición moral ambigua que le da fuerza: si la justicia federal la absolvió de todo delito, al hacerlo la convirtió en una presa política.

Hay que irnos con cuidado en esta reflexión, misma que el escritor Héctor Aguilar Camín ya exploró en su columna de Milenio («El regreso de Elba Esther Gordillo»). El intelectual mexicano pone el dedo en una de las llagas abiertas de la «justicia» mexicana:

«La lógica política del juicio contra Gordillo es más o menos clara para todos. Desoyendo la tradición no escrita del sindicalismo mexicano, según la cual el poder de los líderes termina donde empieza el poder del presidente, Gordillo desafió al presidente Peña.»

Si todo se reduce a una lucha de poderes, la maestra no se ha quedado con los brazos cruzados. El tiempo que estuvo presa le valió para pensar en una manera de recobrar su poder. Nadie renunciará de una manera fácil al poder, y aunque se haya perdido, recobrarlo es una necesidad que le da sentido a la vida de algunos entes políticos. Y la maestra es, dicho con todo respeto, un monstruo que sediento de poder.

Aguilar Camín en su análisis, reflexiona sobre una certeza: Peña falló en lo más importante. Juzgó a Gordillo por todo, menos por el verdadero delito de la que es culpable: subordinar la calidad de la educación a sus propios intereses, a través del sindicato del que fue dueña.

Los verdugos de Peña, Miguel Ángel Osorio Chong y Alfredo Castillo, pagaron muy caro esta derrota. El Secretario de Gobernación y el subprocurador de la PGR respectivamente, fueron los encargados de confeccionar el caso contra Gordillo. Pero lo hicieron muy mal.

Roberto Rock, analista político, argumenta en su columna de El Universal («Los fallidos verdugos de Elba Esther Gordillo») el verdadero error de Chong y Castillo: no haber encerrado a Juan Díaz y Soralla Bañuelos. El primero secretario General del SNTE y la segunda responsable de las finanzas del organismo.

Ambos pactaron con Chong la traición a la lidereza con tal de quedarse con el control del sindicato. Y si el delito verdadero hubiera sido puesto sobre las actas, ambos debieron ir encarcelados desde el primer momento con la maestra.

Gordillo, ahora ha pactado con el gobierno entrante, no sabemos con exactitud cómo está configurado este pacto. Tampoco sabemos hasta que punto el pacto hará fortalecerá la sed de venganza de ex lidereza. La maestra prepara su regreso al sindicato, parece fácil este regreso pero no lo es. Las piezas políticas se están acomodando, y Andrés Manuel ha expresado que «la etapa de imponer líderes sindicales ya terminó».

Y aclaró: «en mi gobierno no habrá protegidos». ¿Será cierto?

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