Lubi Prates: «Mi voz es la voz de muchas otras personas»

La tarde ya estaba cediendo cuando la poesía de Lubi Prates se escuchó en el Salón Perón de la Legislatura Porteña. Debo decir que la participación de Lubi Prates en el X Festival de Internacional de Poesía Joven La Juntada fue impresionante, no sólo por permitirnos escuchar en portugués y en español los poemas que conforman de lá/ daqui y, sino también por la calidad, la fuerza y el tono que tiene su poesía. Aquella ocasión, escuchar los poemas de Lubi Prates fue asomarse al centro de la voz del humano adolorido y desplazado no únicamente en términos geográficos, sino también, y sobre todo, en un sentido identitario.

Equivocadamente, cuando un poeta da a conocer una plaquette, algunos podrían creer que, por tratarse de este tipo de publicación, los poemas no integran “algo más grande” o “más sólido” en varios sentidos; sin embargo, hacer esta distinción, sugerida por el tamaño de la publicación, hace olvidar que, se nombre como se nombre, una plaquette no deja de ser un poemario.  Ya llevo tiempo pensando que la poesía alcanza un tono mayor cuando el poeta logra dominar la brevedad y de lá/ daqui es una muestra de ello. Con sólo cinco poemas, Lubi Prates es precisa en la palabra y en la herida.

Las palabras con que Lubi Prates se presenta a sí misma, bien podrían definir también el compromiso que uno reconoce en su poesía luego de escucharla.

Lubi, cuéntame un poco de ti.

Soy una poeta, editora y traductora afro-brasileña, feminista que lucha contra el machismo y el racismo.

¿Cómo fue llegar a la poesía, ella te descubrió o tú la descubriste?

Creo que nosotras fuimos al encuentro la una de la otra: nos encontramos en el medio del camino. Cuando yo estudiaba, me sentía muy aburrida con los poetas que eran presentados en las clases de literatura, me sonaban muy distantes de mi realidad, muy antiguos… eran hombres, blancos, de media edad, etc.; pero yo iba mucho a las bibliotecas, pasaba mis tardes por allá y encontré poetas que me interesaron y me sumergí en este mar. Cuanto más leía, más tenía ganas de escribir. Cuanto más leía, más tenía acceso a poetas mujeres, vivas, que estaban hablando cosas de las cuales yo participaba. Escribir, para mí, es buscar mi voz y dejarla sonar. Y mi voz es la voz de muchas otras personas: mujeres, afros, de inmigrantes, minorías sociales, etc.

No sé si estarás de acuerdo conmigo, pero la vida misma siempre es material de primera mano para la creación, en ese sentido, ¿qué etapa de tu vida te marcó más para destilar de ella material poético?

Estoy, sí, de acuerdo contigo, pero no hay una etapa que me marcó más, escribo sobre todo lo que me pasa, mis pensamientos y sentimientos.

Después de leer de lá/daqui pienso en los espacios y los cuerpos, es inevitable encontrarse con un puñado de preguntas luego de leer tus poemas, en ese sentido ¿uno habita el espacio que ocupa o el espacio lo habita a uno?

Me parece que es un cambio, una danza: yo ocupo un espacio, pero él interfiere en mí.

Tienes unos versos hermosos: «hacerme extranjera/ en el lugar donde nací/ hacerme habitante/ en todos los lugares donde / pasé», ¿qué implicación pueden alcanzar a tener estas imágenes en el lugar que habitas (o que te habita)?

Como sabes, yo soy una mujer afro-brasileña. Desde hace muchos años, me siento ajena en mi país; no es acá que están mis raíces más fuertes y profundas, pero tampoco sé dónde están. Sé que la manera en que mi país se construyó –racista y patriarcal– me deja lejos de encontrarlas. Así que me siento más cerca de mí misma, más cerca de mi lugar en esta vida, cuando salgo de mi país y puedo tener experiencias de igualdad.

Ahora, pensando un poco en el lado «técnico» de la poesía, ¿cuál es el proceso al que te enfrentas para llegar a darle forma al poema?

Los poemas me llegan a través de una imagen o una frase o una palabra y yo intento trabajarlas hasta que todos los sentidos que tengan se vuelvan vacíos. Por eso, las repeticiones de versos son fundamentales para que yo cree ese efecto semejante al de un martillo martillando el clavo hasta que no lo veamos más en la superficie. 

Un poco relacionado con la pregunta anterior, ¿cómo sabes cuando un poema ya está terminado?

Mi escritura en general es rápida. No me quedo en un poema por muchos días. Siento, escribo y cuando me levanto, sé que el poema terminó; a veces necesita algunas alteraciones, pero la estructura principal ya está ahí.

Para ir concluyendo, dime ¿qué significó para ti participar en La Juntada, ¿qué te llevas del encuentro?

Bueno, en Brasil decimos que nadie es profeta en su patria, así que participar de festivales literarios en otros países, como La Juntada o el Festival Internacional de Poesía de Uruguay, me trajo un reconocimiento que no tenía en Brasil todavía. Además de eso, para mí, fue muy importante sentir que la conexión que la poesía genera es independiente de la lengua; la lengua no limita lo que es poético.

A manera de médium, Lubi Prates invoca tres poetas y poemas que considera imprescindibles de su tierra.

«Vozes-mulheres” de Conceição Evaristo,  «111 tiros, 111 presos, 111 negros» de Lívia Natália y de  Jarid Arraes, «uma mulher pergunta».

-Lubi Prates (1986, São Paulo, Brasil) es poeta, editora y traductora. Publicó tres libros: coração na boca (2012), triz (2016) y um corpo negro (2018), que recibió una beca del Gobierno de São Paulo para su publicación y diversas participaciones en antologías y revistas nacionales e internacionales. Es socia fundadora y editora de nosotros, editorial, y es editora de la revista literaria Parênteses.

Un comentario

  1. Pienso que es una gran entrevista, pero me encantaría, que para disfrutarla más, nos compartieras algunos poemas de Lubi Prates en publicaciones futuras, Aketzaly.

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